Sofía Borgia Sorrosal. Directora del Grado en Derecho Universidad Francisco de Vitoria, Miembro de la Comisión Humanización desde la Formación de la Asociación Humanizando la Justicia
Cuando hablamos de humanizar la Justicia, pienso en la gran responsabilidad que tenemos las Universidades que formamos a los actores del futuro sistema judicial: abogados, jueces, fiscales…
Nuestro documento misión dice: “De una universidad se espera esa alta función social de formar los profesionales que necesita la sociedad. Esos hombres y mujeres que harán que la economía, la política, la comunicación, la cultura, la sanidad, la educación o la justicia configuren un cuerpo social digno del hombre y capaz de afrontar los retos históricos que se presenten”
La Universidad Francisco de Vitoria tiene su sello de identidad en la formación de grandes profesionales; pero profesionales que entienden y se preocupan por las personas que tienen a su alrededor.
Nuestro Grado en Derecho pretende formar a los alumnos tanto en la parte técnica como en la parte humana. La Universidad tiene que dotar a sus miembros de una verdadera “formación integral”, dando lugar a la reflexión sobre la Justicia y la naturaleza humana.
Si de verdad queremos trabajar por Humanizar la Justicia tendremos que poner los medios para formar juristas con firmes principios éticos y morales que busquen la Justicia y el bien común, más allá de sus propios intereses.
Los alumnos van a adquirir habilidades técnicas junto con una formación humanística, simbiosis imprescindible para para formar el jurista que queremos. Profesionales que ejercen el Derecho poniendo el foco en el servicio a la sociedad y en el trato humano con el cliente y con los compañeros de profesión.
Las habilidades y competencias que destacaríamos en el jurista que queremos formar están recogidas en la Memoria de Verificación de nuestro Grado en Derecho. No obstante me gustaría destacar algunas de ellas:
-Comprender el sentido y fundamento de la dignidad humana, las dimensiones fundamentales del ser humano y la evolución de las distintas antropologías a lo largo de la Historia.
-Actuar con responsabilidad social en el desempeño personal y profesional.
-Identificar el propio proceso de maduración personal, las metas a alcanzar y las dificultades a superar, organizando un plan de acción orientado a su consecución.
-Capacidad de negociación y conciliación en la resolución de conflictos.
-Desarrollar aspectos necesarios para saber trabajar en equipo, adaptarse a las nuevas situaciones y ser tolerantes.
-Aplicar principios y valores éticos en la vida personal y profesional…
Estas y otras competencias se trabajan a lo largo de los cuatro años de titulación, tanto en las distintas asignaturas del grado, como a través de un Título Propio asociado al grado: “Título propio en Derecho Tecnológico y Habilidades del Abogado”.
Además de la adquisición de las competencias adecuadas, son muchas las acciones que despliega la Universidad para tratar de lograr que sus egresados sean “juristas centrados en la persona” capaces de humanizar la Justicia. Todas ellas se resumen y se condensan en una experiencia universitaria y vital de acompañamiento que apela a nuestra naturaleza humana y a la búsqueda del bien común en todo aquello que hagamos.
ITINERARIO CURRICULAR DISEÑADO PAR LOGRAR UNA FORMACIÓN INTEGRAL
Proporcionamos a los alumnos los mejores conocimientos técnicos en Derecho. Pero también creemos fundamental formarles en Humanidades. Todas las asignaturas de este itinerario han sido concebidas como parte de un todo: la formación integral del universitario. Algunos ejemplos pueden ser los siguientes.
En primer curso, por ejemplo, se cursa la asignatura de Comunicación, Habilidades y Competencias para el liderazgo.
En esta asignatura trabajamos competencias críticas para el desempeño excelente de los alumnos en los distintos ámbitos: (personal, académico y profesional) en los que pueden poner en juego su inteligencia, voluntad y afectividad en la relación con los demás.
Para el desarrollo individual de estas competencias es importante la existencia de un “mentor” con el que el alumno tiene varias sesiones en las que trabaja en la búsqueda de sus fortalezas y áreas de mejora en orden a su desarrollo intelectual y emocional, así como para la formación de su voluntad y la mejora de sus habilidades sociales. En estas mentorías individuales, que forman parte de la asignatura, se llevan a cabo actividades que lleven al alumno a reflexionar y profundizar en su propio conocimiento personal y en el conocimiento del entorno que le rodea, ayudándole a entender mejor sus actos y los de los demás.
En segundo curso nos encontrarnos con la asignatura de Antropología Fundamental, donde los alumnos reflexionan sobre el origen, naturaleza y propósito de la persona, por sus últimas causas y principios. El temario de esta asignatura se centra en la dignidad de la persona humana y en la toma de conciencia de la pertenencia personal a diversas comunidades de referencia, y del consecuente compromiso con el otro en ellas.
También en este curso los alumnos realizan un periodo de voluntariado en Instituciones tanto públicas como privadas. Esto se lleva a cabo dentro de una asignatura del Plan de Estudios: Educación para la Responsabilidad Social.
No podemos olvidar que nuestra forma de actuar tiene siempre una dimensión social (tanto en su ejecución misma como en sus consecuencias o repercusiones); y esta dimensión ni puede ni debe sernos indiferente. Para formar profesionales centrados en la persona consideramos fundamental el contacto y el trabajo con realidades sociales diversas y menos favorecidas.
Esta experiencia, que forma parte del Plan de Estudios, es esencial para formar al alumno en el «servicio a la sociedad», puesto que pretende generar en el universitario un compromiso con el bien común en el ámbito concreto de su profesión y en sus comunidades de referencia del momento (familia, clase, universidad…).
En el itinerario del que hablamos es de gran importancia la asignatura de tercer curso: Ética y Deontología. Esta asignatura tiene como objetivo formar al alumno en conocimientos y herramientas conceptuales que le permitan entender los mecanismos de su actuación personal y profesional frente a sí mismo y los demás en el ámbito de las decisiones éticas.
Introducimos al alumno en el conocimiento de la Ética General, tratando de generar criterio ético en él para desarrollar en el futuro su tarea profesional y afrontar sus decisiones conforme a la naturaleza del hombre que le es propia. En definitiva, se trata de reflexionar sobre los códigos de comportamiento éticos implícitos en el mundo del Derecho; y de este modo adquirir los mecanismos necesarios para articular un pensamiento y una acción deontológicos adecuados, desde un doble aspecto: interno (la conciencia) y externo (normas positivas).
COMUNIDADES DE RAZÓN ABIERTA
Para que la formación humanística de nuestros alumnos sea real y no un mero slogan, hemos creado las Comunidades de Razón Abierta.
Estas Comunidades, que están formadas por profesores –de dentro y fuera de la UFV-, buscan renovar sus disciplinas académicas y su enseñanza buscando la unidad del saber, desde la razón ampliada y poniendo a la persona en el centro, lo cual nos lleva a plantear, en cada disciplina, las preguntas por el hombre, por la verdad, por el sentido de las cosas, por el bien y el mal. El resultado es la generación de una nueva forma de abordar las disciplinas universitarias y su enseñanza universitaria.
Es sencillo comprender que semejante repensamiento difícilmente se puede llevar a cabo en solitario. Por eso se han constituido tantas Comunidades como Grados hay en la Universidad. Estas Comunidades de repensamiento están formadas por profesores de las Ciencias particulares del Derecho y por humanistas, que trabajan juntos en el planteamiento de las preguntas de fondo, de manera que en ninguna asignatura impartida en la UFV se olvide ni se ignore lo propiamente humano.
OTROS INSTRUMENTOS CON LAS QUE CUENTA LA UNIVERSIDAD
La Universidad debe generar una cultura de liderazgo de servicio y de búsqueda del bien común. Todas las actividades e iniciativas que se lleven a cabo en el Campus deben estar impregnadas de esta cultura. De entre las diversas acciones de la Universidad al servicio de este objetivo destacan las siguientes:
-Para abundar en el impacto del itinerario en humanidades, realizamos Proyectos de Innovación Docente de carácter transversal, diseñando Talleres que ponen en relación directa las asignaturas de humanidades con las asignaturas del Grado. Algo que deja huella en los alumnos es constatar la íntima relación entre su formación humanística y su formación técnica; y poder hacerlo teniendo en el aula a los profesores de las dos disciplinas implicadas.
-La convocatoria de un premio anual al alumno de último curso que mejor encarne al egresado que queremos formar. En nuestro caso se llama “Premio Optimus”.
-La puesta a disposición de nuestros estudiantes de Servicios y Sociedades de alumnos que les permitan desplegar las habilidades y competencias que queremos potenciar.
-El diseño de un itinerario de salidas académicas que les ayuden a tomar conciencia de lo que implica ser jurista y de la función social tan importante que tiene asociada la profesión que han elegido.
-La creación de un entorno y la oportunidad de compartir experiencias, seminarios y conferencias con universitarios de otras disciplinas y con invitados de reconocido prestigio a nivel nacional e internacional. Para poner en práctica todo ello, todas las titulaciones tienen libre la misma franja horaria el mismo día de la semana, durante todo el curso.
¿PERO DÓNDE ESTÁ LA “CLAVE”?
La clave para que todo esto ocurra no está en los instrumentos o las acciones concretas, sino en el convencimiento de la Institución y de quienes la dirigen de que esta formación integral es parte del aprendizaje universitario. La Universidad debe buscar los momentos y los espacios para hacer llegar el mensaje a profesores y alumnos para que juntos trabajemos en la búsqueda de nuestro principal objetivo: formar profesionales centrados en la persona. Es la convicción y motivación de toda la Comunidad Universitaria la clave del éxito de todas estas actuaciones. Todos los que formamos parte de la institución debemos “acompañar”, en mayúsculas, a los alumnos en este proceso vital y de aprendizaje.
El ser humano aprende por imitación. Quienes formamos la Comunidad Universitaria debemos ser ejemplo vivo del profesional que queremos formar. Juntos debemos encarnar hoy las virtudes que buscamos en los juristas del mañana si queremos humanizar la Justicia.
*Evidencia de todo lo que aquí explico es que gran parte de este texto ha sido tomado en gran parte casi literalmente, de las Guías Docentes de las asignaturas o de la página Web de la Universidad.