Humanizando la Justicia por Ángel Juanes Peces

D. Ángel Juanes Peces. Ex magistrado y vicepresidente del Tribunal Supremo y Colaborador y asesor de la Asociación Humanizando la Justicia publica en la revista del Colegio de Abogados de Madrid, OTRO SI un artículo sobre posibles medidas de humanización de la Justicia española 

La justicia, en los últimos años ha avanzado notablemente en todos los ámbitos, no sólo personales, sino también materiales.

Hasta no hace mucho, era inconcebible pensar en el acceso directo a cualquiera de las bases de datos actuales y a los avances tecnológicos con que hoy se cuentan.

Ahora bien, la pregunta que cabe hacerse es si este avance, ha ido acompañado de la humanización de la justicia en forma de un trato más personalizado, más próximo, en definitiva, más humano.

La respuesta por dura que nos parezca no puede ser más concluyente: en ningún caso.

En efecto, más allá de meros enunciados programáticos, queda mucho por recorrer en este sentido.

Así, se hace necesario diseñar primero, e implementar después, un verdadero plan tendente a humanizar la justicia que pasa por la sensibilización de todos los operadores jurídicos, en especial a los integrantes de la administración de Justicia.

En la línea apuntada sería conveniente, en la forma más pragmática posible desde una perspectiva orgánica y económica, por qué no decirlo, que existiera en los Tribunales de justicia un psicólogo con diversos contenidos a fin, entre otras funciones, de colaborar previamente con Jueces, Juezas y Fiscales en la toma de declaraciones y en prestar ayuda psicológica a las víctimas de delitos graves, en especial, respecto a los delitos de violencia de género y de contenido sexual.

No obstante, la humanización de la justicia no puede, no debe limitarse  a sensibilizar a los integrantes de la administración de Justicia sobre la necesidad de un trato más humano, más directo y personalizado con todos los que intervienen en un proceso. Es necesario algo más, me estoy refiriendo entre otras cosas, a la propia arquitectura de los edificios judiciales, que en la mayoría de los casos no responden  a las necesidades ni de quiénes trabajan en ellos, ni mucho menos de los justiciables en general, de suerte que basta hacer un recorrido por los diversos Juzgados y Tribunales de España para comprobar, salvo contadas ocasiones, que la mayoría de los Juzgados no cuentan con una sala de espera, ni de la información suficiente sobre la fecha,  la hora de inicio de un juicio o del retraso que puedan sufrir algunos de ellos.

Es verdad que algunas sedes judiciales cuentan con innovaciones tecnológicas que hacen posible dicha información, pero es necesario extenderlo a todos los tribunales. Igualmente debería existir en todos los juzgados una sala o dependencia individualizada para preservar la intimidad de aquellas personas que por una u otra razón han de prestar declaración en asuntos muy personales, por ejemplo, en materia de familia.

«Se hace necesario diseñar primero, e implementar después, un verdadero plan tendente a humanizar la justicia que pasa por la sensibilización de todos los operadores jurídicos»

Estos avances deben ir acompañados de la erradicación de aquellas prácticas consistentes en señalar varios juicios a la misma hora, pues ello causa un notable perjuicio a quienes han de asistir a los mismos.

Soy plenamente consciente, por experiencia propia, que no es fácil calcular debidamente la duración de un juicio en concreto, pero ello no impide que se haga una debida ponderación de los tiempos entre uno y otro juicio que evitaría una serie de molestias a quienes tienen que acudir a una vista. Llegados a este punto es necesario reformar la Ley de Enjuiciamiento Criminal para posibilitar que los testigos declaren sentados y no de pie, como prescribe la Ley de Enjuiciamiento Criminal.

Especial mención hemos de hacer del papel de las víctimas en el proceso penal. Siempre  he pensado, y como tal me he expresado reiteradamente, que las víctimas no deben intervenir  o si  se  prefiere decidir la política criminal del país, y ello por razones obvias, pero sí que tienen el derecho a un trato digno, considerado, personalizado y sobre todo a estar informado en todo momento, de las vicisitudes del proceso en curso, particularmente de los cambios que se produzcan en la situación penitenciaria de los agresores e incluso porque no, el derecho a ser  oídos  en la fase de ejecución de sentencia, si bien este es un tema complejo y harto discutible.

La ley de protección de las víctimas parte de la idea expresada, y así lo consagra a lo largo de su articulado, pero una cosa es lo que se dice y otra lo que ocurre en la práctica, de manera que la cuestión es, si dicha ley se cumple o si por el contrario se convierte en una mera declaración de principios. La realidad, sin embargo, no confirma con carácter general el cumplimiento de los postulados legales, no por falta de voluntad de quienes tienen que aplicarla sino en la mayoría de los casos por falta de medios personales y materiales. Repárese que la media de Jueces en España es inferior a la de los países de la Unión Europea.

«Es necesario reformar la Ley de Enjuiciamiento Criminal para posibilitar que los testigos declaren sentados y no de pie, como prescribe la Ley de Enjuiciamiento Criminal»

Todas estas medidas, a falta de un plan integral para humanizar a la justicia, contribuirían a avanzar en el camino de la consecución de una justicia no ya mejor, que sí, sino más próxima, más personalizada. En definitiva, más humana.

En este proceso de lograr una mayor humanización de la justicia con mayúscula, debemos comprometernos todos, Jueces, Fiscales, abogados, funcionarios y, muy principalmente el ejecutivo, a través del Ministerio de Justicia, pues solo así se lograría mejorar la imagen de la justicia.

 

 

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